Por fin
puedo volver a sentarme a escribir después de tantos días. Mi trabajo en los
trenes no es que me deja mucho tiempo
para hacerlo, llego a casa o al hotel cansada y me pongo a hacer otras cosas y
no sé, creo que el frio inclemente, el gris tono sobre tono que inunda el
paisaje y el agotamiento, espantó a las musas por un tiempo.
Finalmente
le he ganado la batalla a una gripe despiadada que me tenía en jaque desde hace
varias semanas, tuve que meter reposo en mi trabajo dos veces, pero
afortunadamente ya me reintegro mañana con mucha energía y dejando la casa
limpia, porque si de algo me sirvió estar enferma fue para poner en orden esas
cosas de la vida cotidiana que el trajín del trabajo no me deja ni siquiera
comenzar. Y ustedes seguro se preguntaran:” ¿Pero que hace esta tipa todavía en
ese país? Con un clima tan feo, viviendo solo para trabajar, no le queda tiempo
ni pa’ pasarle un trapito a su casa!!” Bueno tengo que aclararles algo, para mí
cualquier cosa es más importante que limpiar la casa, no crean que es solo por
la falta de tiempo debido a mi trabajo ;)
Pero bueno,
si no fuese por mis dos hijas, yo también estuviera haciéndome la misma
pregunta o mejor aún ni siquiera me la haría porque viviría en otra parte. Y
ahora se preguntarán: “¿Y porque no agarras tus muchachas y te vas pal’ carajo?”
Bueno, porque no es tan fácil. Desde hace como cinco años mis hijas viven con su papá y su nueva
compañera de vida, tienen dos hermanitos, un perrito, una casa con jardín,
amiguitos en la escuela, actividades extraescolares y una estructura familiar.
Están bien y se siente bien, así que no las puedo sacar de su entorno. Y ahora
se preguntaran: “¿Y porque esas muchachas no viven contigo? Los hijos son de la
madre!!"
Hace como
ocho años cuando mi ex –marido y yo nos separamos y él cumplió su promesa de
abandonar el país, no me quedó otra opción que salir a trabajar, para
mantenerme a mí y a mis hijas. Pero como nadie me daba empleo 100% porque mis
niñas estaban muy pequeñas, lo que me faltaba para subsistir me lo completaba
El Estado. Para mí no fue nada fácil vivir del Estado, porque aunque solo fuera
parcialmente, me sentía controlada, limitada y me daba vergüenza, de hecho, en
tantos años viviendo aquí, es la primera vez que me atrevo a decirlo
públicamente.
Cuando uno
viene de países que no pertenecen a la Union Europea y no está contratado por
una empresa transnacional, le toca agarrar lo que venga. Ese fue mi caso, pero
tuve suerte, porque desde el principio trabajé en promociones y eso siempre me
gustó, lo malo es que tenía que ir muchas veces a otras ciudades de Suiza y eso
complicaba la cosa con el cuidado de las niñas. Siempre tenía que preguntarle a
una persona diferente para que se hiciera cargo de ellas mientras yo trabajaba,
a veces salía a las 05.00 de la madrugada y llegaba a las 11.00 de la noche y
no las veía en todo el día. Las niñas no tenían estabilidad, ellas necesitaban
una mamá en casa que las recibiera todos los días, les diera su almuerzo y se
dedicara a ellas. Ya era bastante con que su papá andaba desaparecido. Mucha
gente al verme siempre angustiada y estresada me recomendaban que dejara de
trabajar, que me dedicara solo a mis hijas y que la ayuda social se encargara
de nosotras por completo; pero para mí esa no era una opción, mi amor propio no
me lo permitía, la conciencia de que el
vivir completamente del Estado podía complicarme la renovación del permiso y
entorpecer mi proceso de integración al país, así como la convicción de que ser
“Un caso social” es el peor ejemplo que se le puede dar a los hijos, me hacían que
huyera aterrada de esa idea.
Un buen día
reapareció mi ex con mujer y bebé nuevos. Honestamente le di las gracias a Dios, sea como sea, como dirían
muchas madres solteras en mi país “A esas muchachas no me las hice yo con el
deo!!”. Me alegré por ellas y con la idea de poder tener el apoyo de él en la
crianza de las niñas. Pero el pobre llegó con una mano adelante y otra atrás,
igual o peor de como habíamos llegado nosotros en el 2003 durante varias
semanas tuvo que vivir arrimado porque no encontraban casa.
Layla mi
hija mayor, quien tiene un temperamento venezolanisssssssiiiiiiiiimoooooo,
estaba llamando mucho la atención en el salón de clases y como aquí los hijos
no le pertenecen a los padres sino al Estado (sobre todo los hijos de los extranjeros)
En la escuela decidieron que lo mejor era enviarla a un internado para niños con
problemas. Yo sentía que el mundo se me iba a caer encima. ¿Cómo iba a mandar a
mi hija mayor a un internado para niños
con problemas y quedarme con la pequeña en casa? ¿Cómo se iba a sentir
ella? No creo que lo hubiese podido entender y mucho menos me lo hubiese podido
perdonar, ni ella a mí, ni yo a mí misma.
Afortunadamente
mi ex-marido encontró casa por ese tiempo y me propuso que en vez de enviar a
la niña mayor a un internado que le diera
las dos niñas a él para que yo pudiera estabilizarme, encontrar un
empleo de lunes a viernes 100% y así en uno o dos años las niñas podían regresar
conmigo.
Aquí en Suiza un empleo de lunes a viernes es
para un extranjero hoy en día, como un Beefsteak
en Cuba: “Todos lo quieren, pero encontrarlo es
difiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiciiiiiiiiiiiiiilllllllllllll”
Al
principio, no fue nada fácil para mí el verme en la posición de tener que entregarles
a mis hijas a mi ex y a su nueva pareja. Ha sido un proceso muy duro y triste
de superar, los primeros dos años fueron una pesadilla para todos los que estábamos
involucrados en la historia; pero hoy por hoy me doy cuenta que fue una buena
decisión. Todavía no he encontrado el empleo de lunes a viernes, pero me encuentro
emocional y financieramente estable y eso es en gran parte por el apoyo de mi
ex y su pareja al hacerse cargo de las niñas, ellas son felices y yo también al
saber que ellas están bien.
Por eso
aunque el día esté gris y frio, cuando veo las fotos de mis chamas se me alegra
la vida, y aquí me voy a quedar hasta que ellas no me necesiten o por lo menos
no me necesiten tanto. Tener a mis hijas es una buena escuela para aprender a
amar, porque más allá del querer retenerles a mi lado quiero que sean felices estén
donde estén y siempre que me necesiten yo estaré presente y quien quita que algún día regresen, pero
mientras tanto yo me quedo aquí…