martes, 4 de abril de 2017

El "Shock" de regresar a Venezuela aunque sea de visita parte II (faltan muchas partes)

En realidad;  hambre, lo que se llama hambre, no tengo. Tampoco me duele la cabeza, ni siento mareos.  Sólo de vez en cuando me provoca comerme un buen pedazo de carne bien grasiento con tocineta y queso derretido por encima, o una cosa frita(y eso que no me encantan las fritangas) rellena de queso y con bastante grasa, como esas que publica la gente en las Pornos Gastronómicas de Tasty. Pero estoy plenamente segura de que se trata de mi cerebro tratando de probar mi fuerza de voluntad. Apenas llevo dos días haciendo el Master Cleanse: Un ayuno a base de jugo de limón con pimienta de cayena y jarabe maple que dura diez días. Mañana es mi tercer día y realmente, a pesar de las malas jugadas de mi cerebro, estoy segura de que lo voy a lograr. “Mi misma” me dice siempre para animarme: “ Tienes que terminarlo por tres razones: La primera; por tu salud, la segunda; porque te vas a ver mas flaca y la tercera; para cagarte de la risa de la gente que piensa que no lo vas a lograr. “  En realidad comencé a hacerlo por mi salud; pero ahora, lo que más me motiva es el desafío.
No es por exagerar, pero después de haber pasado mes y medio en Venezuela. Puedo decir que esa prueba, la paso sin problemas.
Si bien es cierto que no pasé hambre, puedo dar fé de que la dieta de Maduro es muy efectiva. La mayoría de la gente está muy delgada, muchos dicen que es  desnutrición, yo me atrevería a decir que al fín después de mucho tiempo la gente se está viendo obligada a comer sano. Naturalmente dada la escasez de alimentos, los venezolanos, sobre todo los de menor capacidad adquisitiva se ven obligados a comprar lo que hay y muchas veces lo que encuentran es de tan mala calidad e incluso de procedencia tan dudosa, que prefieren abstenerse de consumir, leche, azúcar o café, entre muchas otras  cosas para no pasar a ser víctimas de la falta de principios predadora de vendedores ambulantes a quienes les importa un bledo mezclar la leche en polvo con cal provocando en consecuencia la muerte de niños inocentes.
En mi país están pasando cosas terribles. Cada vez que me tocaba ir al SAIME (oficinas de identificación y extranjería en Venezuela) veía a la gente buscando comida entre la basura. Obvio que esta gente si está desnutrida, parasitosa y pare usted de contar. También es cierto, que la comida está tan cara, que la gente ha disminuido sus porciones ó trata de comer menos veces al dia para poder rendir los alimentos y no me refiero a la gente más pobre, esas que viven en la zonas rurales más apartadas del país o en los cerros de la zonas metropolitanas. Me refiero a todo el mundo!! Al que tiene empleo, el que tiene su propio negocio, el profesional. Y me pregunto: “ ¿Si esta gente está así, que quedará para los sectores populares?”
Pero la gente de alguna manera se las ingenia. No se echan a morir!! nada que ver!! Que la cerveza está muy cara?? Compramos ginebra!! Que no hay carne pa´hacer parrilla?? Comemos casabe con guasacaca!! Pero la fiesta de carnaval va!! Si o Si!! Así somos los venezolanos. No hay fuerza, ni escasez, ni malandros, ni nada en este mundo que nos quite las ganas de armar un bochinche!! Así sea en la casa de fulanito de tal y aunque al final nos tengamos que quedar todos arrecochinaos durmiendo en la misma casa “ Porque yo a esta hora no agarro ese carro ni de vaina!!” Pero hay que rumbear de alguna manera.
Así conocí a mi gente y así los sigo percibiendo cada vez que regreso, con alegría!! Fue súper chévere encontrarme otra vez con los panas de la cuadra. Aunque fuese por un ratico, volverlos a ver, ver como casi todos ya tenemos hijos y obvio que hemos cambiado físicamente; pero yo no sé porqué siempre que los veo me parece que se ven igual. Nos acordamos de los cuentos de cuando estábamos pequeños, de las fiestas que se hacían en la casa de mis tíos y que organizaba mi prima Josmar. De cuando las muchachas nos escapabamos a “La Placita” para mirar a escondidas a los muchachos grandes hacer piruetas en patineta y jugar basket. Cabe acotar que “La Placita” era un lugar de perdición y desenfreno, donde iban los “Los más grandes” ( o sea los jóvenes entre 16 y 20 años) a montar patineta, jugar al basket y comer perros calientes, que quedaba a tres cuadras de la casa y al cual mi tía Mariela y otras madres de la urbanización nos tenían terminantemente prohibido frecuentar después de las 7.00 de la noche. Esa época la voy a recordar siempre con mucha nostalgia y cariño.
 Varios de mis amigos de la cuadra han salido por un timpo del país; pero han terminado regresando a Venezuela porque a pesar de todas las vicisitudes, allí está su hogar, sus raíces y su razón de ser. Todos están echándole un camión para mantenerse a flote, a fuerza de coraje, mucha inventiva y voluntad.
Estoy más que orgullosa de ellos.
Mi prima Josmar, aprovechó para celebrar el cumpleaños de su esposo y hacer una fiesta de carnaval que dió la oportunidad de reencontrarnos, reirnos, bailar rico y por supuesto rememorar  los tiempos buenos. Aunque para ellos cualquier tiempo es bueno; siempre que haya música y algo para beber. De hecho, hasta se burlan de los menos menos privilegiados que vivimos en países ladilla como Suiza o USA y siempre preguntan con sorna : “ Ah Naima!! Y qué tal la rumbita por allá en Suiza? “ Ellos saben perfectamente cual va a ser mi respuesta ;)

Todavía faltan muchas más anécdotas de este viaje; pero ya es hora de que me vaya a la cama porque además me está entrando el antojo de comerme un Pepito de los que hacían en el Chester y eso ya es masoquismo!!

 Ya les seguiré contando. Este es apenas el principio  <3 <3 <3

Esta es una foto de la fiesta de carnaval que organizó mi prima Josmar (a quien todavía le queda el uniforme del colegio! Imperdonable!!)