Hoy me vestí de
negro. Aunque no me hice ningún selfie
y lo publiqué en las redes aludiendo la
situación. Me vestí de negro en solidaridad con las
madres de los jóvenes caídos recientemente en la lucha por la
democracia, el progreso y los derechos humanos en Venezuela.
A “mi
misma” y a mí no nos gusta hacer mucho show con esas cosas. Y bueno, tampoco suelo vestirme tricolor; aunque me siento más
venezolana que la cachapa. Como les he venido contando, hace poco estuve en
Venezuela. Fui solo por tres semanas y terminé quedándome seis. Tuve un rollo con el
pasaporte que después les voy a contar.
Esas seis semanas me sirvieron para contactar organizaciones
y establecer contactos que en menos tiempo no hubiese podido lograr. Tuve la
oportunidad de conocer gente maravillosa, gente que trabaja incansablemente por
mejorar la calidad de vida de los venezolanos.
Estuve visitando el Fondo Único Social
del Estado Miranda. Y la experiencia que tuve no pudo ser más grata: Gente que trabaja con un
objetivo común en mente, que trabaja en
equipo para lograr metas a corto, mediano y largo plazo, gente honesta y sobre
todo realista, que aprovecha los recursos disponibles para satisfacer las
necesidades de los sectores más
desfavorecidos de la sociedad mirandina, basándose en
los principios de la educación
integral para fortalecer las bases de una sociedad que durante tantos años se han venido debilitando. Son un grupo de personas admirables. Es difícil creer
que un país con tantas carencias,
puedan existir todavía personas
como ellos; pero déjenme decirles que no son los
únicos.
Días
después tuve la dicha de conocer
personalmente a mi amiga y futura comadre Orielis Moreno, presidenta de la
Fundación Unidos Somos Más. Es sorprendente que en un país donde
la gente literalmente no tiene “Ni jabón pa´bañase” haya
personas que trabajen DE GRATIS por el bienestar de otros. Les estoy hablando
de madres de familia, de jóvenes que
trabajan en empresas 100% y quienes sin embargo se toman el tiempo para ir a
hospitales a colaborarle a quien lo necesite, ellos sacan el tiempo y los
recursos de donde no los tienen y se toman su labor con total responsabilidad y
seriedad, para ellos no se trata de un hobby: Para ellos es una obligación social. En septiembre del año pasado les mandamos donaciones y todavía a finales de febrero de este año las estaban entregando. Estiraron
esas donaciones como si fuese plastilina, yo misma les ayudé a repartir las últimas cajas. Estoy metida en su
grupo de WhatsApp y son como YVKE Mundial “No
duermen” están todo el tiempo mensajeándose sobre
medicamentos, niñitos en diferentes hospitales
a quienes hay que socorrer, organizando eventos, haciendo reuniones y pare usted
de contar. Ojalá que todos los venezolanos tuviésemos, aunque sea el 10% de esa
vocación al servicio, esa seriedad y
esa responsabilidad.
Pocos días
antes de regresar a Suiza me contacta mi amiga María Mayora, la mamá de la
niñita del champú: ¿No la
conocen? Bueno, al final les paso el video.
Luego de ver el video y de intentar por muchos medios, finalmente
logro contactar a María o,
mejor dicho, ella me contacta a mí. Al
principio la idea era enviarle una cajita con regalos a la niña; pero luego surgió la idea de hacer algo por su comunidad:
Un comedor infantil para niños de 2
a 16 años con tareas dirigidas y
educación moral y cívica en el cual puedan integrarse
huertas comunitarias que hagan posible el desarrollo autosostenible del
comedor. María, que es más pilas que Everready me puso en
contacto con el Padre Ovidio, quien cuenta con la infraestructura, los
contactos y la experiencia necesaria para llevar a cabo el proyecto. Ese sería el primer proyecto de la Asociación Venezolanos en Basel en nuestra
tierra natal. ¡Solo de pensar en ello me da
una emoción que se me agua el guarapo y
se me eriza la piel!!
El pasarme ese tiempo extra en Venezuela, me hizo tomar
conciencia del papel tan importante que juega la Diáspora venezolana en el desarrollo del país. Nosotros estamos lejos; pero no
por ello somos menos importantes; de hecho, nuestro aporte es decisivo en la
reconstrucción del país.
El pasado 7 de mayo llevamos a cabo un evento para
recolectar fondos para el apoyo y desarrollo de estos proyectos. Le llamamos el
Primer Bingo Bailable del Dia de las Madres. Muchos no estuvieron de acuerdo
con que lo hiciéramos porque se suponía que debíamos estar de duelo por la muerte de nuestros muchachos
durante las manifestaciones. De hecho, hubo una que dijo: “Van a bailar tipo Maduro”. Obvio que ese tipo de actitudes tan
ilógicas no me dan menos que arrechera y
“mi misma” diciendo: “No,
alquilamos un local y conseguimos música en
vivo pa´ llorá juntos” ¡¡Claro que no queríamos bailar a lo Maduro!! ¡Pero realizamos un evento para
recolectar fondos para ayudar a nuestra gente!! ¡Porque
los niños no se alimentan de lágrimas ni se curan con pancartas!!
Claro que es importante que desde afuera manifestemos y demos a conocer lo que
sucede en Venezuela; pero vamos a estar claros: La acción solidaria no está
divorciada del apoyo moral; pero es más fácil que vengan personas de todo el
mundo a una fiesta y colaboren a que asistan a una concentración o una marcha de un país que no les afecta para nada.
Así que
nos pintamos una sonrisa e hicimos lo mejor que pudimos ese domingo y lo
seguiremos haciendo porque los niños
venezolanos no tienen la culpa de las mamarrachadas que cometen algunos adultos.
Ahora me voy a dormir porque ya se me hizo tarde y mi mamá me va regañar. ¡Por
cierto!! Feliz día de la Madre y a las que no
son las felicito igual porque, aunque sea una tética les
habrán chupado por ahí ;)
Aqui les presento a mi queridísima niñita del champú !! Por cierto, este mes le envio unos regalitos, quien quiera contribuir con algo, puede contactarme y le llenamos una caja!! <3 <3 <3