domingo, 5 de octubre de 2014

A veces lo que uno quiere no es lo que necesita: Andy, mi primer intento amoroso: Parte I. Prometo no ponerme cursi ;)

Hoy tuve libre y las niñas vinieron a pasarse el día conmigo, fuimos a comer en el restaurant “más  exquisito del mundo” (al menos para los niños) Mc Donalds  y luego fuimos a un parque que a ellas les gusta mucho y al cual vamos desde que Fanya estaba en mi barriga y Layla era un bebé de año y medio. En ese parque hice mi cursito gratuito de alemán cuando estaba recién llegada a Suiza, así que íbamos por lo menos dos veces por semana. El parque ha cambiado para mejor.
 Aquí  todo el mundo tiene que pagar impuestos y estos se utilizan generalmente en el mejoramiento de las infraestructuras públicas, así que no es de extrañar que un parque en mal estado termine convirtiéndose en una joya en medio de uno de los barrios proletarios más grandes de la ciudad, porque para eso se pagan los impuestos.
Antes el Claramatte (el parque al que me refiero) era un espacio gris y triste, visitado en su mayoría por borrachitos y drogadictos. Cuando íbamos a hacer nuestro curso que se llamaba “aprender en el parque” las señoras que cuidaban de los nuestros niños mientras nosotras aprendíamos, vivían corriendo detrás de los niñitos para que no se quitaran los zapatos por temor a que se fuesen a pinchar con una inyectadora infectada. Los niños jugaban y se divertían con lo poco que había en ese desierto en blanco y negro, donde nosotras y nuestros niños éramos como figuritas de colores pintadas deliberadamente para darle alegría a una fotografía vieja y oscura. Mis niñas han crecido con y en ese parque, y han vivido todas y cada una de sus transformaciones; pero fue hoy cuando caímos en cuenta de que nuestro parque oficial había evolucionado, estaba bello, lleno gente linda de todas partes de mundo, había un centro de actividades para niños, había vida!! Pero el pabellón donde tomábamos las clases de alemán, seguía intacto, como único testimonio del triste escenario en blanco y negro que afortunadamente ha sido invadido por la vida, el color y la alegría.
Las niñas se fueron a jugar con unos carritos que les prestaron en el centro de actividades para niños y yo me quedé admirando lo lindo que estaba nuestro parque. De repente llega un tipo con dos niñitos entre tres y cinco años. Como buen padre suizo les saca su merienda, su bebida y se sienta también a mirar cómo se divierten sus retoños. Era un hombre arregladito, si no era suizo, entonces era alemán; porque solo un padre suizo o alemán va a estar como una gallina detrás de sus pollitos pendiente de que beban, coman y “cuidado y se caen!!”  Lo veía de tanto en tanto y pensaba: “hace un par de años de repente hasta le hubiese echado una sonrisita”. Menos mal que han pasado los años y he aprendido algunas cositas!
De repente me acordé de Andy; el primer hombre del que me enamoré después de separarme del papá de las niñas. Así era él con sus hijos, tan cuidadoso, que yo al lado de él me sentía como una madre degenerada. Siempre les tenía todo preparado, eran su tema favorito de conversación, los bichitos eran mal criados y él les tenía una pasieeeeennnnnnnnnnciiiiiiiiiiiiiaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Andy fue el elegido entre los cuatro candidatos posibles que había conocido en la página de internet para encontrar pareja. Era alto, bello (No estoy exagerando, el tipo es bello) Arreglado, profesional, excelente padre, estable económicamente, divertido? Bueno mandaba unos chistes graciosos, el mismo no es que era el alma de la fiesta y tenía la voz como Shaggy el de Scooby doo. Pero con esas ganas que yo tenía de conseguir novio, no me hubiese importado que fuera mudo y más aburrido que los documentales que transmiten por la televisora española. Era buen padre y era alemán, dos argumentos poderosísimos que sacaron de la competencia al resto de los contrincantes. A mí me daba mucha vergüenza escribirle porque mi gramática en alemán era terrible, pero él era muy comprensivo y decía que mi manera de escribir le parecía “linda”. Después de dos semanas de correspondencia intensiva, finalmente hicimos una cita. Esa noche fui yo con mis niñas y el también llevó a sus niños,  y a dónde fuimos con esa muchachera? A dónde más? A Mc Donalds. Si, asi como lo están leyendo, nuestra primera cita romántica la tuvimos con los cuatro monos brincándonos encima en el restaurant más “chic” del mundo ;)
De allí en adelante comenzamos a comunicarnos más por teléfono y nos veíamos casi siempre, nos conocimos a finales de noviembre, así que yo siempre decía para mis adentros que él era mi regalo de navidad. Las niñas lo querían muchísimo y él era súper dulce con ellas. Conmigo era un caballero y estaba orgullosísimo de llevarme a su lado, un día nos llevó a un circo que se estaba presentando muy cerca de su pueblo y cuando salimos me dijo radiante: “Todos mis amigos están envidiosos porque yo ando con la mujer más bonita de la noche”. Yo me sentía flotando en una nube.


Tengo un dolor de cuello que me está matando, me voy a la cama. Esta historia continua <3 <3 <3





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